Se cumplen ahora diez años de la ley Zapatero de matrimonio homosexual, pero las uniones del mismo sexo (matrimonio o de hecho) son apenas un 0’8%, una irrelevancia. No lo decimos nosotros, sino el Instituto Nacional de Estadística.
No hay demanda de matrimonio homosexual en España, pero ni siquiera de convivencia homosexual. Esta es la gran conclusión que cabe extraer de la Encuesta Continua de Hogares, correspondiente a 2014, realizada por el Instituto Nacional de Estadística.
Vean el dato: el 99’2 % de las parejas –casadas o no- son de distinto sexo y sólo el 0’8% son homosexuales. Eso significa que prácticamente la totalidad de la población española se plantea la convivencia en pareja –ya sea matrimonios civiles o por la Iglesia o las uniones libres- con carácter heterosexual. O dicho de otra forma, que el porcentaje de españoles que conviven con pareja homosexual –ya sea matrimonios o pareja de hecho- es estadísticamente irrelevante, no llega al 1%.
Así consta en la Encuesta Continua de Hogares. VER AQUÍ
Sin embargo, el Gobierno de Rodríguez Zapatero impulsó la modificación del Código Civil para que pudieran contraer matrimonio personas del mismo sexo. La ley fue aprobada por el Congreso en 2005, e implicaba otorgar a esas uniones todos los derechos de las uniones heterosexuales, incluida la adopción.
La pregunta que cabe hacerse diez años después es para quién legislaba el Gobierno del PSOE, al aprobar el matrimonio homosexual, cuando no hay demanda al respecto, como se ha podido comprobar. ¿Qué sentido tenía? ¿Electoralista? ¿Ceder a las presiones del lobby gay? Una cosa es respetar los intereses de las minorías, pero otra muy distinta legislar para una minoría sin apenas interés por el asunto.
Carmen Monton: ¿Qué injusticia?
La realidad estadística deja en evidencia a la diputada socialista Carmen Montón que dijo que la aprobación de la ley de 2005 demostraba la “madurez de la sociedad” que no está dispuesta a “soportar más injusticia”. ¿Qué madurez? y sobre todo ¿qué injusticia? si casi nadie se muere de ganas por casarse o convivir por lo homosexual.
También cabe preguntarse, a qué viene entonces tantas subvenciones a los colectivos de gays y lesbiana que, no lo olvidemos, salen del bolsillo de esa inmensa mayoría de españoles que son heterosexuales y que cuando se plantean la vida en pareja lo hacen con personas de sexo contrario. ¿Qué es lo que buscaban los colectivos gays… si al final casi nadie se casa? ¿Dinero? Haberlo dicho.
Y a qué vienen, en fin, las leyes de ideología de género, como las que llevan en su programa diversos partidos (PSOE, Podemos), o el PP en algunas comunidades donde gobierna (como Galicia), y qué sentido tiene hablar de distintos tipos de familia, cuando numéricamente la familia en España no es otra que la heterosexual (independientemente de que se trate de matrimonio religioso, civil o unión libre).